Lo que más me aterra de Jesus Camp, documental reciente sobre varios niños evangélicos que van a un campamento de estudios bíblicos (puede verse entero en www.throwawayyourtv.com, el sitio que miro ahora en sustitución de Youtube, por todos los problemas que convertirse en mainstream implica), no es la manera como tanto niños como padres como trabajadores de las iglesias asumen su religión. No es el hecho espeluznante que un niño pueda ser "salvado" a los cinco años, como si antes de esa edad se hubieran cometido suficientes pecados para necesitar una intervención divina. No es ni siquiera (aunque esto es terrible) el sentimiento de culpa que se les crea constantemente debido a la dicotomía de decidir entre el bien y el mal. Lo que más me aterra es todas las enseñanzas que se les trasmiten y que no tienen que ver con la religión sino que satisfacen una agenda política. En una de las escenas, una madre (la de Levi, el niño "salvado" a los cinco años), cuyos hijos no van a la escuela (ella les enseña todo en casa; 75% de los niños que reciben escolarización sólo en sus casas son evangélicos), les pregunta qué deben responder cuando alguien les hable de calentamiento global. Levi responde que la temperatura de la tierra ha subido sólo en cero punto algunos grados, por lo que es insignificante. Porque ese, dice la madre, es uno de los grandes temas de esa gente, la izquieda, los activistas, etc. En el fondo, en el refrigerador (el lugar al que uno debe dirigirse necesariamente numerosas veces al día), hay una foto de George W. Bush.
¿Cómo es posible que se enseñe una cosa así? Supuestamente el cristianismo es una religión de la vida y por la vida. Pero esa enseñanza es, obviamente, de muerte: descarta toda preocupación por el futuro y por las personas que vivirán en algún momento, incluso sus propios descendientes. Claro, si se asume que el apocalipsis está cerca, entonces ninguna preocupación "menor", como esa del ambiente, merece consideración. Pero, ¿no será que estas personas están tratando de provocar ellos mismos el apocalipsis? (Como señala el autor de
What's the Matter with Kansas?, el paisaje de muchas zonas ese estado es un desastre ecológico, provocado, precisamente, por quienes dicen apoyar el modo de vida de la gente de esa zona.) Cuando se asume una visión apocolíptica del mundo, todo lo que contribuya a ella tienda a confirmarla. Pero una solución de este tipo es en realidad muy fácil, porque tiende a liberar a las personas de cualquier compromiso. La destrucción siempre va a ser más fácil. Es lo que me gusta llamar la mentalidad de Macbeth. Este, cuando se ve perdido, trata de arrastrar consigo a la muerte a la mayor cantidad posible de gente. Es la única manera de justificar sus decisiones, su destino. Lo mismo sucede con algunos dictadores. Morir como resultado de un ataque extranjero justificaría toda su vida, por tanto sus acciones están encaminadas a provocar de una u otra forma ese ataque.
Cada señal de que el mundo puede destruirse (real y físicamente) se asume por esta gente como positiva, una señal de que la profecía es cierta, de que el fin de los tiempos está cerca, de que es lo que merecemos los seres humanos, pecadores. Ahora, esa visión de un proyecto mayor, está permeada de lo inmediato político. No sé quién manipula a quién, quién es el huevo y quién la gallina. Bush niega que exista calentamiento global. ¿Lo hace para congraciarse con esa gente, para manipularla, o se hace eco de lo que ellos piensan? ¿Ambas partes están felices de dejarse manipular mutuamente?
Si mal no recuerdo, el cristianismo enseña la separación de la política y la religión ("Al César..."), lo cual no quiere decir que las acciones no tengan una implicación política (en las circunstancias de la dominación romana, ese frase "Al César..." tiene fuertes repercusiones políticas). Pero aquí hay grupos que están trabajando deliberadamente, lo cual me hace dudar que los líderes de ese movimiento tengan, solamente, propósitos religiosos.
Afortunadamente, todo esto cambió un poco después de las últimas elecciones. Esperemos que se imponga el sentido común.
P.S.: Una nota cómica sobre el documental: antes de una de las reuniones, la pastora y el personal del campamento bendicen el local y le piden a Dios que todo funcione bien: que no se vaya la luz, que los programas de las computadoras, Powepoint incluido, no fallen. Me recuerda aquella escena de Saturday Night Live, en la que Jesucristo trata de hacerle entender a una mujer que tiene mucho trabajo y que debe pedirle sólo cosas esenciales, no que el arroz no le quede pegajoso. (Al final de la noche, la luz se va.)