Tuesday, February 06, 2007

Geografía política

“Aquella juventud”, decía la profesora,
“es la más consciente del mundo.
¿Saben lo que es vivir
separados por unos pocos metros
de todo lo que quiere destruirnos?
Sin embargo, resisten,
no se dejan tentar,
enfrentan cada día la amenaza
de que puede existir otro mundo”.

Salíamos de la clase convencidos
de que no había salvación,
de que nunca llegaríamos a ser
como aquellos muchachos que paseaban
con desdén y miraban al otro lado, indiferentes.

No había mérito en estar
rodeados de agua.

Sunday, December 31, 2006

Un poema de Jaime Gil de Biedma

NOCHES DEL MES DE JUNIO

A Luis Cernuda

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.

Sunday, December 17, 2006

The Matrix Reloaded and Rethought

Con las otras dos partes (o películas) de The Matrix pasa como con la segunda edición de The Approach to Al'Mutasim, la novela del abogado indio Mir Bahadur Alí, del cuento homónimo de Borges: todo degenera en alegoría. El personaje central de ambas obras –Neo en el primer caso y Al'Mutasim en el segundo– tiene algo de semidivino, pero también es un persona concreta, no un símbolo que puede acomodarse a cualquier lectura.
La primera parte contiene un final: aunque no vemos la destrucción de The Matrix, sabemos que ya existe el poder para destruirla. No es una película inconclusa, que necesita segunda y tercera partes. Sin embargo, los directores encontraron la manera de prolongar las cosas que le habían dado éxito a la primera película. Es la dinámica de la cultura de mercado. Un hallazgo debe repetirse tantas veces como sea necesario y el público se sienta atraído hacia él. Las ideas abundan, pero encontrar una que prospere es difícil; entonces, se impone la repetición.
En "El acercamiento a Almotásim", el protagonista tiene un éxito inesperado con su primera novela. Mir Bahadur Alí es un abogado que decide escribir una novela: la edición, no pretenciosa, se hace en papel de periódico y se agota rápidamente. Ese éxito lo lleva a escribir una segunda versión, con un título diferente y con variaciones significativas. Estas se encaminan a resaltar el carácter alegórico de la historia: Almotásim es una especie de divinidad, capaz de acomodarse a las interpretaciones de las distintas religiones que entran en contacto con él. O sea, lo que en la primera versión era una relación sutil entre el carácter personal y alegórico del protagonista, en la segunda se vuelve obvio.
Si no me equivoco, esta es la misma dinámica del protagonista en The Matrix. Neo empieza siendo "just a regular guy". Pasa por luchas interiores, crisis de fe y de identidad; nadie sabe si él es "The One" o solamente una obsesión de Morpheus. Al final, pero por muy poco tiempo, sabemos que es el esperado. Esto se produce casi al descuido, aunque hay que admitir que ese beso final que lo revive, como una especie de Bella Durmiente invertida, es poco convincente desde el punto de vista dramático. En la segunda y tercera películas, Neo se vuelve un símbolo inequívoco de la divinidad, cuya apoteosis ocurre con su ¿muerte? encima de una montón de máquinas que forman una cruz.
La primera película inventó ciertos códigos visuales: las balas que se pueden ver al desplazarse, los cartuchos vacíos acumulándose en el suelo, las peleas estetizadas: todas estas cosas constituyen elementos innovadores y de éxito. En las otras partes, se repiten hasta el infinito. Los cartuchos se vuelven innumerables; las peleas se multiplican banalmente; todo se vuelve grandioso, self-important. El buen sentido del humor se pierde, las escenas en cámara lenta y con música épica proliferan. Y lo que es peor, la filosofía que subyace en la película, compleja pero planteada en términos entendibles en la primera, se vuelve tan complicada que resulta prácticamente imposible establecer una coherencia. La Matriz se vuelve demasiadas cosas, lo que sólo puede atribuirse a un defecto en la coherencia narrativa, un defecto producido por llevar la película a un nivel más complejo, que termina produciendo pseudofilosofía.
Al final de la tercera parte, alguien pregunta "¿Volveremos a ver a Neo otra vez?". Esta pregunta sólo se puede responder extradiegéticamente y puede plantearse mejor de esta manera: "¿Puede Neo producir más resultados económicos?" De la respuesta sabremos si lo veremos a ver o no.

Wednesday, December 13, 2006

El gen egoísta

Sólo ahora he leído The Selfish Gene (hay edición en español: El gen egoísta), el libro del etólogo Richard Dawkins, que se publicó por primera vez en 1976 y ahora acaba de celebrar su aniversario treinta con otra edición. Dawkins es una figura conocida internacionalmente, no sólo por el carácter divulgativo (que no vulgarizador) de su escritura (de hecho, su puesto en Oxford es Professor for the Public Understanding of Science), sino porque ha hecho varios documentales en los que ha expuesto sus ideas y es una figura favorita de los medios de comunicación. Pero como se dice en el periodismo, toda noticia no leída es nueva. Sólo ahora me he enterado de su existencia, porque su libro se enseña en Luther College como parte del programa Paideia. También porque acaba de publicar otro que está provocando una controversia en todas partes: The God Delusion, donde sostiene que la idea de dios es una invención humana y, de algún modo, una enfermedad.
La teoría de El gen egoísta es simple: todas las cosas, todos los elementos químicos en el universo, tienden a la estabilidad. Los elementos más inestables (sustancias radioactivas, por ejemplo) están en constante desintegración porque su objetivo es llegar a una forma más estable. Una vez alcanzada, esa estabilidad tiende a reproducirse por sí sola. Un gen es básicamente un replicante, una combinación de elementos que tiende a reproducirse a sí misma porque ha encontrado una manera estable de existencia. Todos los seres vivos somos máquinas para la sobrevivencia de los genes. O sea, que la selección natural no se produce a nivel de la especie, de los grupos o de los individuos sino a nivel genético. Un ejemplo, el gen que provoca que un animal o una persona tenga piernas largas y fuertes tiende a reproducirse porque esa característica externa (provocada por el gen, pero externa a fin de cuentas) sirve como defensa frente a depredadores o enemigos. Los genes son eternos: los individuos, las especies, no.
Ahora, su aporte ha sido decubrir que cuando las especies de comportan de manera altruísta (por ejemplo: el pájaro que se sacrifica para alertar a los otros de que hay un halcón cerca llama la atención sobre sí mismo, poniéndose en riesgo de ser devorado él pero salvando a sus compañeros), en realidad sólo se están tratando de proteger como individuos. Ese mismo pájaro tiene más posiblidad de supervivencia él mismo si llama la atención y todos se esconden que si él solo se esconde pero los otros no. Otro ejemplo, la gacela que salta delante del tigre para aparentemente distraerlo y que no se coma a sus compañeros lo que en realidad está diciendo es: "Mira cómo puedo saltar, no intentes perseguirme a mí porque vas a perder."
Eso no quiere decir que no haya altruísmo o, mejor, una especie de acuerdo. Todo grupo de organismos vivos tiende a los que los biólogos han definido como una unidad evolucionaria estable, la cual puede estar compuesta de individuos de varias especies. Por ejemplo, el cocodrilo que deja que un pájaro le coma los insectos que tiene encima podía simplemente comerse a ese pájaro (en un caso hipotético) y ganar así una comida gratis sin tener que pagar nada a cambio: o sea, sin tener que dejar que el pájaro le coma los insectos. Pero si cada cocodrilo hiciera eso, los pájaros desarrollarían con el tiempo un mecanismo de alerta frente a esa conducta y dejarían de acercarse a los cocodrilos. Estos, entonces, tienen algo que perder también, por lo que es mejor pagar el favor adecuadamente. Por eso, Dawkins concluye que contrariamente a la creencia popular de que los buenos siempre pierden, en realidad los buenos siempre ganan.
De todos los organismos, el ser humano es el único que puede librarse de lo que llama "la tiranía de los genes" y lo puede hacer mediante el uso del concepto de "meme", que él creó. El meme sería lo mismo que el gen pero a nivel cultural: esto es, cada unidad (de tamaño difícil de precisar) que se trasmite de generación a generación a través de la cultura. Los memes evolucionan mucho más rápidamente que los genes. Unos sobreviven, otros perecen. Por ejemplo, la idea socratiana de conocerse a sí mismo es un meme que ha sobrevivido porque ha probado ser efectivo para la vida humana, mientras que la creencia en que la esclavitud es aceptable está (a nivel de la sociedad en general, no quiere decir que no haya individuos que la practiquen o sean partidarios de ella) casi desaparecida.
Si he anotado este largo resumen, es para explicar mejor lo que quiero decir en esta entrada. Y es que el libro ha funcionado para mí como una revelación, en el sentido de que es uno de los mejores concebidos y documentados que he leído en los últimos tiempos. Dawkins trabaja a niveles tan básicos de la existencia que su argumento es una confrontación con la realidad. Y la realidad siempre es preferible. Sólo entonces podemos o no estar de acuerdo, pero el sofisma no tiene sentido. Dawkins, creo, destruye el sofisma.
El libro ha renovado también en mí el interés por la lectura de libros científicos, algo que solía hacer en mi adolescencia pero que después abandoné. Muchos de los científicos que él menciona están trabajando en temas que pueden considerarse pertenecientes a la filosofía, como el origen de la conciencia de uno mismo (una de las teorías, para no dejarlos con la curiosidad, es que el cerebro humano fue creando una representación del mundo y en cierto punto esa representación fue tan grande y exacta que incluyó una representación del cerebro mismo y de la manera como funciona).
Aquí pueden verse algunos de sus documentales.

Monday, December 11, 2006

Jesus Camp

Lo que más me aterra de Jesus Camp, documental reciente sobre varios niños evangélicos que van a un campamento de estudios bíblicos (puede verse entero en www.throwawayyourtv.com, el sitio que miro ahora en sustitución de Youtube, por todos los problemas que convertirse en mainstream implica), no es la manera como tanto niños como padres como trabajadores de las iglesias asumen su religión. No es el hecho espeluznante que un niño pueda ser "salvado" a los cinco años, como si antes de esa edad se hubieran cometido suficientes pecados para necesitar una intervención divina. No es ni siquiera (aunque esto es terrible) el sentimiento de culpa que se les crea constantemente debido a la dicotomía de decidir entre el bien y el mal. Lo que más me aterra es todas las enseñanzas que se les trasmiten y que no tienen que ver con la religión sino que satisfacen una agenda política. En una de las escenas, una madre (la de Levi, el niño "salvado" a los cinco años), cuyos hijos no van a la escuela (ella les enseña todo en casa; 75% de los niños que reciben escolarización sólo en sus casas son evangélicos), les pregunta qué deben responder cuando alguien les hable de calentamiento global. Levi responde que la temperatura de la tierra ha subido sólo en cero punto algunos grados, por lo que es insignificante. Porque ese, dice la madre, es uno de los grandes temas de esa gente, la izquieda, los activistas, etc. En el fondo, en el refrigerador (el lugar al que uno debe dirigirse necesariamente numerosas veces al día), hay una foto de George W. Bush.
¿Cómo es posible que se enseñe una cosa así? Supuestamente el cristianismo es una religión de la vida y por la vida. Pero esa enseñanza es, obviamente, de muerte: descarta toda preocupación por el futuro y por las personas que vivirán en algún momento, incluso sus propios descendientes. Claro, si se asume que el apocalipsis está cerca, entonces ninguna preocupación "menor", como esa del ambiente, merece consideración. Pero, ¿no será que estas personas están tratando de provocar ellos mismos el apocalipsis? (Como señala el autor de What's the Matter with Kansas?, el paisaje de muchas zonas ese estado es un desastre ecológico, provocado, precisamente, por quienes dicen apoyar el modo de vida de la gente de esa zona.) Cuando se asume una visión apocolíptica del mundo, todo lo que contribuya a ella tienda a confirmarla. Pero una solución de este tipo es en realidad muy fácil, porque tiende a liberar a las personas de cualquier compromiso. La destrucción siempre va a ser más fácil. Es lo que me gusta llamar la mentalidad de Macbeth. Este, cuando se ve perdido, trata de arrastrar consigo a la muerte a la mayor cantidad posible de gente. Es la única manera de justificar sus decisiones, su destino. Lo mismo sucede con algunos dictadores. Morir como resultado de un ataque extranjero justificaría toda su vida, por tanto sus acciones están encaminadas a provocar de una u otra forma ese ataque.
Cada señal de que el mundo puede destruirse (real y físicamente) se asume por esta gente como positiva, una señal de que la profecía es cierta, de que el fin de los tiempos está cerca, de que es lo que merecemos los seres humanos, pecadores. Ahora, esa visión de un proyecto mayor, está permeada de lo inmediato político. No sé quién manipula a quién, quién es el huevo y quién la gallina. Bush niega que exista calentamiento global. ¿Lo hace para congraciarse con esa gente, para manipularla, o se hace eco de lo que ellos piensan? ¿Ambas partes están felices de dejarse manipular mutuamente?
Si mal no recuerdo, el cristianismo enseña la separación de la política y la religión ("Al César..."), lo cual no quiere decir que las acciones no tengan una implicación política (en las circunstancias de la dominación romana, ese frase "Al César..." tiene fuertes repercusiones políticas). Pero aquí hay grupos que están trabajando deliberadamente, lo cual me hace dudar que los líderes de ese movimiento tengan, solamente, propósitos religiosos.
Afortunadamente, todo esto cambió un poco después de las últimas elecciones. Esperemos que se imponga el sentido común.

P.S.: Una nota cómica sobre el documental: antes de una de las reuniones, la pastora y el personal del campamento bendicen el local y le piden a Dios que todo funcione bien: que no se vaya la luz, que los programas de las computadoras, Powepoint incluido, no fallen. Me recuerda aquella escena de Saturday Night Live, en la que Jesucristo trata de hacerle entender a una mujer que tiene mucho trabajo y que debe pedirle sólo cosas esenciales, no que el arroz no le quede pegajoso. (Al final de la noche, la luz se va.)

Tuesday, October 17, 2006

(Notas) sobre Chesterton

Releo a Chesterton, The Innocence of Father Brown. Algo que había notado ya, pero que ahora se hace más visible leyendo el original en inglés: el uso moral del paisaje. Ninguna descripción de un paisaje es inocente. Tiene que ver con una estructura narrativa profunda: un estado de ánimo, una recreación poética, una necesidad de retener una visión. Pero en Chesterton esto toma proporciones mayores. Un ejemplo: “The winter afternoon was reddening towards evening, and already a rube light was rolled over the bloomless beds, filling them, as it were, with the ghost of the dead roses.” O sea, las rosas tienen un espíritu, un espíritu fantasmal. Otro: “The thousand arms of the forest were grey, and its million fingers silver.” Este tipo de descripción, donde se combina lo animado con lo inanimado, lo físico con lo moral, nos hace perder toda inocencia con respecto al paisaje. A veces, la percepción de determinadas características hace que el padre Brown intuya el crimen.
No sólo el paisaje, también los objetos tienen cualidades morales. En "The Wrong Shape", el cuchillo que los protagonistas encuentran se vuelve significativo porque tiene la forma equivocada, incorrecta. Esto es, equivocada moralmente, el mismo juicio que el padre Brown, europea y racistamente, emite sobre el arte "oriental": hay colores, belleza, pero al mismo tiempo hay algo profundamente errado en su moralidad y no enseña nada. El crimen, en ese cuento, debe ser torcido, porque el objeto con que se cometió lo es. Viene del oriente, donde todo parece torcido a ojos del padre Brown. Pero las pasiones, los motivos, son del todo occidentales: un clásico caso de celos. El hindú, el ser más retorcido a los ojos del doctor, resulta ser inocente; el asesino es el doctor.
Si para el cristiano (y el padre Brown, como católico, es para Chesterton el mejor cristiano) todo puede explicarse en última instancia como obra de Dios, entonces el paisaje, los objetos revelan algo sobre la naturaleza escondida de las cosas. Por eso el padre Brown reacciona de manera distinta frente al entorno: ve lo oculto, lo siniestro, porque está viendo su dimensión moral. Pero tiene que emitir un juicio y aquí reside su visión limitada, aunque penetrante, de la realidad. Su autoridad viene de la seguridad que le dan sus creencias: todos, al lado de él, tienen visiones parciales. Sólo el padre Brown lo ve todo desde cierta distancia y seguridad. Todo lo puede explicar según la religión de los personajes: este actuó así porque es un ateo, aquel de esta manera porque, aunque cristiano, es puritano. Si reconoce que la experiencia humana es compleja, ¿cómo puede reducirlo todo a una explicación tan sencilla?

Monday, October 09, 2006

En 1984

En 1984, quizás dos años antes,
alguien habló de las formas
en que otros se presentan en las obras
que quieren declararlos al mundo.

Ahora leo esas palabras
y debo creerlas:
hacerlas mías como si fuesen nuevas.

En 1984 no sé lo que pensaba:
estaba feliz de haber reencontrado
amigos de la escuela,
de escuchar clandestinamente
la música que se filtraba, nítida y centelleante,
por las casas cerradas.

Y ahora tengo que leer esas palabras,
redescubrir lo que se dijo
cuando yo no sabía
que algo podía ser dicho y repetido.

Lo perdido,
lo perdido y vuelto a encontrar,
una y otra vez.